Quiza

Ella lo escuchaba mirando para abajo, al mismo tiempo que removía la tierra con la punta del pie, estaban en un parque donde ya no había niños y se podría disfrutar del silencio y el movimiento del columpio que encantaba con una briza agradable.
¿Que paso contigo?

No lo se, cuando murió, creo que algo de mi se murió con el.

Pero, ¿por que irte así, sin decirle nada a nadie, sin decirme nada a mí?

No se, quizá pensaba que en alguna parte de la tierra se tenia que dar la felicidad ha esta tristeza.

El lo entendió, el recuerdo la iba ha matar poco a poco y ella lo sentía - No quería recordar su mirada cuando nos sentábamos a dibujar y el quedaba en pie a su lado, mirándola inclinado sobre su carpeta, haciendo bolitas de pan que redondeaba entre los dedos.
Y las veces que se sentaba en el piano, y cuanta más velocidad iban tomando sus dedos sobre el teclado, mayor era su admiración. Lo recorría de un lado al otro sin interrumpirse, golpeando con aplomo todas las teclas, se dejaba oír si la ventana estaba abierta, hasta la otra punta de la calle. – En ese momento era feliz

Sabias que la arena es un magnifico exfoliante para la piel. Si bien puedes caminar por la playa y tener mano firme con una lima no hay necesidad del pediculista.

El la quedo mirando, no entendía su comentario, pero le bastaba saber que había regresado y estaba bien, y aun tenía oportunidad.